miércoles, 7 de septiembre de 2011

Principios genéricos de un buen modelo formativo

Respecto a éstos indicar que se habrían de aplicar en todas y cada una de las fases del modelo formativo y de forma transversal.

- Integración y colaboración con el resto de dispositivos con que cuente el Servicio de Empleo, trabajando en red con todo su mapa de recursos para el empleo.
 
- Eficacia. Porque se tiene que dar prioridad a alcanzar el efecto fijado en la fase de la planificación de la programación formativa, es decir, mejorar la empleabilidad del alumnado.
- Eficiencia. Porque el modelo ha de tender al uso óptimo y racional de los recursos públicos presupuestados para lograr la planificación establecida.

- Calidad. Ha de ser la seña de identidad del modelo en todas y cada uno de las fases: diseño, planificación, divulgación, desarrollo y evaluación. La homogeneización de la formación en todas las acciones formativas tiene que estar presente permanentemente en el modelo, de tal forma que se logre el "sello" distintivo y diferencial.

- Flexibilidad, porque gracias al modelo que se habría que aplicar se tendría la capacidad de adaptar la oferta formativa al entorno o contexto social y económico cambiante que actualmente estamos viviendo. Esto permitiría dar una respuesta en tiempo real a las nuevas necesidades que se generan por la rápida evolución de los mercados.

- La más amplia divulgación de la oferta formativa, mediante herramientas útiles y eficaces que permiten un conocimiento y acercamiento de la oferta formativa propia a todos las personas, territorios o sectores potencialmente beneficiarios, haciéndola llegar a cualquier lugar del territorio, lo que genera el efecto de expectativa y de fidelización de beneficiarios y beneficiarias en cada programación.

- El principio de igualdad de oportunidades y su aplicación real y efectiva adquiere especial para las personas trabajadoras y territorios que tienen mayor dificultad para acceder al modelo de creación de empleo o autoempleo; de crecimiento sostenible, tanto en su vertiente económica, como medioambiental y social; equilibrando y distribuyendo de forma adecuada los recursos de formación en cada territorio o sector productivo, para potenciar al máximo sus oportunidades de crecimiento y progreso.

De entre estos principios es necesario detenernos y adentrarnos en tres de ellos por su especial relevancia, como son la calidad, la eficacia y eficiencia.

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